Algunos acusaban por ello al movimiento de Galán de ser excesivamente caudillista y excluyente. Quizás por ello fue por lo que su movimiento no resistió la embestida brutal de su muerte, y su pronta disolución demostró que el Nuevo Liberalismo era básicamente Luis Carlos Galán, punto de partida y punto final de uno de los proyectos políticos más interesantes del siglo.
Desde niño, Galán se había revelado como una personalidad extremadamente perfeccionista: era alérgico a la mediocridad.
De ese perfeccionismo son testimonios varias cartas y ciertas anécdotas no muy conocidas. Por ejemplo, en algunas de esas cartas dirigidas a sus hermanos habló así de sus aspiraciones estudiantiles: "Ante todo, ganar el año, con todo éxito. Convertirme en presidente de la academia Rafael Nuñez de la facultad. Ganar la maratón de Girardot. Leer todo lo que pueda. Obtener el cariño y la comprensión de una niña bien hermosa, sea quien sea, a la que yo quiera comprender y amar".
En otra carta escribió: "Me preocupa empezar a crear un prestigio y defenderlo".
Hola soy galanista y hoy lloro su partida y pido se haga justicia te llevaré en el corazón y nunca te olvidaré
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